14 de marzo de 2009

Dos que llegaron a la cumbre

La muerte de Pablo Domínguez y Sara de Jesús deja una profunda huella


El 15 de febrero se nos rompió algo en el alma cuando nos enteramos de la muerte de dos cristianos maravillosos. Pablo Dominguez de 42 años y decano de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid y Sara de Jesús, de 37 y profesora de Humanidades y Enfermería de la Universidad Francisco de Vitoria. Ambos fueron hallados sin vida en el pico del Moncayo. Después de hacer cumbre, resbalaron y cayeron por una pendiente de 1900 metros. Si quieres saber quienes eran, escucha el audio o pincha en:

  



Pablo Domínguez
Sacerdote diocesano, tenía 42 años y era «muy reconocido» en el ámbito universitario eclesial por su «enorme labor intelectual» y por ser una bellísima persona llena de vitalidad y alegría. Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, su nombramiento como decano de la Facultad de Teología San Dámaso le llegó de manos del cardenal Antonio María Rouco Varela, gran canciller de esa casa de estudios en el año 2003.
Además de escribir numerosos artículos en revistas religiosas especializadas y de impartir conferencias y cursos en universidades de todo el mundo, el padre Domínguez Prieto compatibilizaba su intensa labor académica con su ministerio pastoral. Era un gran sacerdote y siempre atendía pastoralmente a toda la gente, además de ser el director espiritual de muchos jóvenes. Prueba de ello, es que trabajó durante muchos años como vicario y también como capellán en numerosas parroquias vinculadas a sedes universitarias y colegios mayores.


Sara de Jesús
Apenas sobrepasaba los 37 años. Además de impartir como profesora los valores de la antropología en la Universidad Francisco de Vitoria, era médico cirujano. La deshumanización que encontró en su profesión hizo que dejara de ejercer la medicina para dedicarse a la docencia y poder transmitir a sus alumnos los valores humanos tan necesarios en una profesión puramente vocacional. De esta forma, en lugar de poner un granito de arena con su labor, pensó que sería capaz de llegar a más gente a través de sus alumnos, formando profesionales capaces de tratar a cada enfermo como lo que es: una persona que no sólo sufre físicamente su enfermedad. Su gesto y su esfuerzo, su atención permanente con una sonrisa, era reconocida por su familia, amigos y comunidad universitaria. Sara transmitía la seguridad que tenía en sus creencias y la relación que proponía a sus alumnos guardaba muchas similitudes con las de una amistad verdadera. Les sabía escuchar, se preocupaba por sus inquietudes y disfrutaba impartiendo sus clases. En los últimos años de su vida, fundó y puso los pilares del Instituto Jonh Henry Newman de la Universidad Francisco de Vitoria que planteaba las preguntas fundamentales inscritas en el corazón de cada hombre y trabaja sobre cuestiones de "frontera" entre la fe y la razón. Sara era, sin duda, un ejemplo de vida.

1 comentario:

  1. Pablo era un sacerdote ejemplar y una buenisima persona. Yo lo conoci de unos retiros espirituales que daba en el monasterio de las Hnas. Oblatas de Cristo Sacerdote en Madrid. Hace muchos años, casi recien ordenado y la verdad es que trasmitia la luz y el amor de Dios. Muchas Gracias por todo! Que Dios os tenga a los dos junto a el.

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